Una
imagen…una persona se acerca sonriendo en la mirada, sonriendo en el corazón,
sonriendo en el cuerpo…y te da la mano.
Cuando
alguien pide ayuda, ha de sentirse en la capacidad de recibirla…abrir su corazón, sus brazos, su alma... Ha de abrirse a recibir
lo que la otra persona es capaz de dar, de ofrecer…sin juzgar ni opinar sobre
la forma de la ayuda, sobre el color de la ayuda, sobre el movimiento de la
ayuda… Ha de entregarse… abrirse… confiar en que la persona que viene a ayudar
va a dar lo mejor de sí para ese fin.
La persona que ayuda… la persona que ayuda ha de sentirlo,
centrarse en su corazón, escuchar la demanda de la persona y sinceramente
ofrecerse si así lo considera… Buscar entre sus dones, habilidades, cualidades
y ofrecerlas con AMOR para ese fin. Si sinceramente observas que no puedes
ayudar… no lo hagas. Sería una falta de respeto a la persona que está confiando
en que entregarás lo mejor de ti. Sé sincero.
Cuando
tomas la decisión de ayudar a alguien, se activan todos tus dones y cualidades
para ese fin y te entregas en totalidad a ello. Entras en acción.
Y
entonces ocurre…
ocurre que surge esa imagen… la persona va a ayudar sonriendo en cuerpo,
corazón, alma y mente, tendiendo su mano, sintiéndose muy agradecido por tener
la oportunidad de desplegar sus cualidades… Viviendo esta experiencia
compartida de la mano con otra persona… aquélla que gritó una llamada, aquélla
que recibe la mano, sonriente, confiando en que juntos serán capaces de crear
algo nuevo, distinto, mágico… que no hubiera podido surgir si lo intentan por
separado…
Pedir ayuda es
un acto de Humildad, darla… también
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